jueves, 27 de enero de 2022

REFLEXIÓN SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD

 ¿Qué es la homosexualidad?

Según Wikipedia, la homosexualidad es la atracción emocional, romántica y/o sexual entre miembros del mismo sexo.



Imagen de Google

Yo, prefiero definir la homosexualidad como la forma en que dos personas de un mismo sexo deciden: amar, vivir, crear, crecer y aprender. Porque así es en realidad, cuando el ser humano ama a otra persona está creando algo, ¿qué es? algo más allá de un sentimiento maravilloso, está creando: vida, felicidad, proyectos en común, sueños e ilusiones. Todo esto, dará lugar a un aprendizaje con el que llenará una mochila de experiencias y lecciones de vida que dará lugar a un crecimiento personal.

Y digo yo, ¿qué más dará si esas dos personas de las que os he hablado al principio son del mismo sexo o no? ¿Es de vital importancia conocer este dato? Para mí no, porque para mí todas las personas somos iguales y sentimos por igual. Es por ello, que todos, indiferentemente de nuestro sexo, tenemos derecho a: ser respetados, vivir felices y amar sin límites ni condicionantes.

A lo largo de mi vida, he conocido chicos y chicas homosexuales y tengo que decirte que son personas como tú y yo.
Incluso, puedo atreverme a decir, y asumo la repercusión que pueda tener esto, que la mayoría de ellos son mucho más empáticos, sinceros y cercanos de lo que podamos ser los heterosexuales. A pesar, de lo difícil que ha podido ponérselo la vida o la sociedad en la que vivimos.

Sí, sí seamos realistas. La infancia o la adolescencia de una persona homosexual puede resultar más complicada teniendo en cuenta en la sociedad que vivimos.
Una sociedad, muy avanzada en muchos aspectos y con muchísima información a nuestro alcance, pero al mismo tiempo muy arcaica y pobre en temas como este que tratamos hoy.

Y aunque se han abierto muchas mentes, como suelo decir yo. Aún, hay mucho trabajo qué hacer para que desaparezcan conceptos como la homofobia.

Y es por ello, que aprovecho mi pequeño rinconcito de letras, para pedir por favor un ¡BASTA YA! Basta de: discriminar, maltratar, poner en tratamiento psicológico a esas personas por el simple hecho de ser quienes son, entendamos ya de una vez por todas, que la homosexualidad no es una enfermedad ni de un “defecto de fábrica” donde muchas veces se culpa a la madre por haber parido un hijo/a gay o lesbiana. ¿Cuántas madres habrán sufrido en silencio junto a sus hijos/as? ¿Cuánta incomprensión habrán recibido? ¿Cuántas miradas maliciosas y despectivas? ¿Cuántas voces juzgando sin conocer? ¿Cuántos consejos inútiles? 
Sé que suena duro, pero estoy segura que así es la realidad de muchos.

Pero, por suerte, la vida tiene dos caras y también existen aquellos que lo tuvieron y tienen más fácil, por nacer en una familia más comprensiva, preparada a asumir esta realidad.
En este caso, al llevarlo todo con más naturalidad, desaparecen los tabúes y las dudas y por tanto ese niño o adolescente homosexual crecerá con una serie de recursos y "herramientas" que le ayudarán a enfrentarse a la sociedad y las discrepancias que se encontrará, inevitablemente, en ella.

Por ello, te pido que si conoces a alguien que se esconda por ser él o ella mismo/a, lo/la cojas de la mano y le enseñes que todos a nuestra manera somos diferentes y especiales. ¡Y qué nadie tiene derecho a juzgarnos por ser nosotros mismos!

Debemos aceptarnos con nuestros defectos y virtudes, debemos aceptarnos por ser como somos, personas en busca de nuevos propósitos, aspiraciones y sueños. ¡Sólo así podremos ser felices!

¿Y qué más da la etiqueta que llevemos: homosexual, heterosexual, bisexual, transexual...? Sólo es una etiqueta. 

Quitemos esas etiquetas y cambiémoslas por una sonrisa o una mirada transparente. De aquellas que no juzgan, que no cuestionan... 

¡Sólo así las cosas tomarían otro rumbo! ¿No crees? 


Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

miércoles, 19 de enero de 2022

REFLEXIÓN: HABLEMOS DE AMOR.

 



Hablemos de amor, ¿por qué nos empeñamos en poner etiquetas, límites, condicionantes cuanto se trata de amor?

Y digo yo, ¿no será más fácil dejarse llevar y que todo fluya? Porque a fin de cuentas, el amor es libre y espontáneo. Está para vivirlo y disfrutarlo al cien por cien y no a medias tintas como solemos hacer las personas.

Sí, sí digo a medias tintas porque realmente es así, nos pasamos la mitad del tiempo analizando aquello que sentimos y vivimos, buscando etiquetas que encajen con nuestra vida amorosa o poniendo límites y condicionantes con la intención de protegernos y no dañar nuestro corazoncito. Y la otra mitad del tiempo, esa sí que nos dejamos llevar y disfrutamos al máximo de cada experiencia y momento. ¿Por qué no convertir esta mitad en todo un completo?

¡Sería increíble! ¿no crees? Aparecería entonces una intensidad y una espontaneidad preciosa. Ello, nos haría sentir más satisfechos y felices y todo sería más fácil en el día a día. Porque así es, si las personas son felices existirá una sociedad sana, pero... si las personas son infelices entonces, existirá una sociedad insatisfecha y frustrada. 
Seamos realistas,  actualmente vivimos en una sociedad muy amargada.

¿No te ha pasado de ir caminando por la vida de un lado a otro con tu actitud positiva y tu sonrisa y tropezarte con diez personas diferentes de las cuales sólo dos te han saludado o mirado con satisfacción y buena actitud? El resto de personas, es decir ocho, iban caminando con cara de amargados/as, enfurruñados con su vida desastrosa o al menos así la etiquetan estoy segura.

Sin amor no somos nada, el amor bien sea de pareja, familiar, amigos es importantísimo y muy necesario. ¿Qué sería de nosotros sin él? Nos moriríamos de pena y tristeza.
Un claro ejemplo de ello es cuando nacemos, ¡necesitamos de ese amor y ese afecto! 
Cría a un bebé sin afecto y podrás ver como  su crecimiento físico y su desarrollo personal y cognitivo se ven afectados con creces. 
En cambio, cría a un bebé con afecto y no sólo favorecerás su desarrollo físico y cognitivo, si no que crearás un vínculo precioso con él y además, le estarás dando un grandísimo ejemplo para que el día de mañana sea un adulto capaz de dar amor.

¡Ojalá toda persona fuera capaz de dar ese amor! ¿Verdad? Pero, esto ya es otro tema que también daría mucho de si para reflexionar y que mejor guardo en mi tintero para otro día.

Es así, como quiero animarte desde mi rinconcito de letras a vivir y disfrutar del amor sin límites, ni condicionantes. Sé libre y espontáneo/a, dejando que todo fluya y no olvides nunca mi lema:

¡VIVE, AMA y sé FELIZ!

Escrito por Yolanda Martínez Duarte.


YO SOY BAMBÚ (EL FINAL)

 Iba caminando cuando tropecé con algo.

—¡Ay! Pero, ¿quieres mirar por donde vas? me acabas de chutar como si fuera una pelota —se quejó un animalito.

—Disculpa, ¡no te había visto! —dije al mismo tiempo que me agachaba para verlo más de cerca.

¡Se trataba de una cochinilla!

—Bueno —dijo mientras se sacudía la tierrecilla que se le había quedado pegada al cuerpo —. ¿Se puede saber, a dónde vas por aquí chico? Este lugar es muy peligroso.

—Estoy buscando a mis amigos. ¿No los habrás visto por casualidad?

—¿Tus amigos?

—Sí, una niña morena con los ojos verdes y un niño fuerte y robusto.

—Hace mucho tiempo que nadie pasa por aquí —se subió a una piedra y se acomodó —. ¿Seguro que no sabes dónde estás?

—Pues la verdad es que no lo sé, este lugar es nuevo para mí.

—Pues entonces, bienvenido al Bosque de Cynthia, una bruja malvada. Ella, vive en un castillo con una torre muy alta, allí más adelante, justo donde terminan los árboles —dijo señalando al fondo.

—¡Tengo que ir! ¡Puede que mis amigos estén en peligro! 

—Espera un momento, ¿dónde viste por última vez a tus amigos?

—En el estanque de agua dorada.

—¿El estanque de agua dorada? —dijo la cochinilla tapándose la boca con sus manos, horrorizada —. ¡Entonces, si que están en peligro!

—¿Qué quieres decir?

—El estanque de agua dorada está hechizado por Cynthia. Todo aquel que se bañe en él, se transformará y pasará a formar parte de este mundo.

—Pero, eso no es cierto. Yo, me bañé y no me transformé.

—Tú, no. Pero, ellos sí, ¿verdad?

—Sí, eran osos pandas y se convirtieron en humanos.

—¿Ves? ¡Qué horror!

—Pero, ¿entonces porqué yo no me transformé?

—Porque, tú debes ser el "elegido" que llevamos esperando tanto tiempo. Tu misión, es romper el hechizo de Cynthia y acabar de una vez por todas con esta pesadilla.

—Pero, ¿cómo lo voy a conseguir?

—¡Ven conmigo! 

Y entonces, la seguí hasta llegar a un gran árbol. Era muy grande y estaba rodeado por unos arbustos que atravesamos y fue entonces cuando descubrí que el árbol tenía una puerta en su tronco.

Imagen de Google

¡Se abrió! Y entonces, se escuchó una voz de mujer anciana que nos invitó a entrar:

—¡Adelante!

Al entrar, descubrí una mujer muy anciana sentada en una mecedora. Tenía la piel muy arrugada, los ojos de color azul y unas gafas diminutas reposaban sobre su nariz. A su alrededor, la acompañaban una gran multitud de cochinillas.

—Has hecho muy bien en traerlo, Plixi. ¡Muchas gracias!

Después, la anciana se dirigió a mi.

—Siéntate joven.

Y así lo hice, me senté en una alfombra que había junto a sus pies.

—¿Qué te ha traído hasta aquí?

—Busco a mis amigos.

—Imagino que Plixi te habrá explicado dónde estás.

—Así es.

—Sin duda, eres el "elegido" que necesitamos para terminar con toda la malicia de Cynthia.

Me mantuve en silencio, observándola con los ojos bien abiertos. ¡Estaba fascinado! ¿Yo el "elegido"? JA... ¡imposible!

—Sé que no me crees pequeño. Pero, soy una anciana sabia y siempre digo la verdad.

—¿Y cómo se supone qué romperé el hechizo?

—Sólo tú, tienes la respuesta a eso.

—Pues vaya —me quejé.

¿Cómo iba a tener yo la respuesta si ni siquiera sabía por donde empezar?

Una vez, finalizada la conversación con la anciana, salí a pasear por aquel bosque que aguardaba tantos enigmas y misterios. Caminando, caminando llegué a un riachuelo y empecé a lanzar piedras al agua, al mismo tiempo que mi cabeza pensaba en un plan que me ayudase a lograr mi objetivo.

De pronto... ¡vi, que algo brillaba en el agua!

La curiosidad por saber de qué se trataba, me llevó a meterme en el río y hurgar hasta topar con un objeto grande y algo pesado. ¡Se trataba de un arco con flechas de diamante azul!

—Esto, ¡podrá ayudarme! —susurré y emprendí mi camino hacia el castillo de Cynthia.

Después de un largo camino, llegué a mi destino y descubrí que se trataba de un castillo no muy grande cuya torre, ¡era altísima! Me acerqué sigilosamente y pude descubrir dos hombres que vigilaban la entrada. ¡Parecían despistados! ¡Y hablaban todo el rato sin parar!


Imagen de Google

Se me ocurrió, tirar una piedra a lo lejos para engañarlos. ¡Lo conseguí! Enseguida se alejaron de la entrada para comprobar que sucedía más allá.

Al entrar, me recibió un gato gruñón. Pero, en cuanto descubrió mi arco y las flechas de diamantes azules se volvió mucho más amigable y cariñoso. Se convirtió en mi aliado y me guió hasta la cocina, dónde Cynthia preparaba nuevas pociones y hechizos maléficos. Fue entonces, cuando vi a Hikari y Lin metidos en una jaula gigante junto a la chimenea. 

Hikari, me vio enseguida y entonces yo puse mi dedo en los labios para indicarle que permaneciera en silencio. Fui avanzando poco a poco, escondiéndome tras los armarios. Pero, tuve la mala suerte de tropezar con una olla que había en el suelo.

—¿Quién anda por ahí? —preguntó malhumorada la bruja.

Y entonces, el gato corrió hacia ella y se lanzó a su cara.

—Pero, ¿qué haces, Mixi? —preguntó Cynthia mientras intentaba deshacerse del gato.

Justo en ese momento, aproveché para liberar a mis amigos. Pude abrir la puerta con una de mis flechas y después, salimos corriendo.

Cynthia ya se había quitado al gato de encima y corría tras nosotros, con su magia de bruja nos iba cerrando las puertas que aparecían en nuestro camino. Pero fuimos muy hábiles y las íbamos esquivando cogiendo otros caminos. Hasta que... ¡llegamos a una habitación sin salida!

—¡Ya os tengo! —celebró Cynthia al tiempo que hacia una carcajada espeluznante y muy desagradable.

Estábamos aterrorizados, no teníamos escapatoria. Pero entonces, a Lin se le ocurrió algo.

—¡La ventana!

¡Y lo hicimos! ¡Saltamos por la ventana!

Caímos a un pequeño foso lleno de agua. Pero, Cynthia fue más rápida y apareció volando sobre su escoba.

Echamos a correr huyendo de ella, pero cada vez estaba más cerca nuestro. Justo en ese momento, una de mis flechas se iluminó, la cogí y la puse en mi arco y entonces, apunté hacia la bruja y la lancé tan fuerte como pude.

¡Acerté y le di! 

La bruja empezó a caer en picado hacia el suelo. 

¡¡¡PLOOOM!!!

Fuimos corriendo y nos acercamos para ver que había sido de Cynthia y entonces descubrimos algo increíble.

Allí, ¡no había nadie! Sólo una cajita de madera.  La cogí, la abrí y entonces, una melodía dulce y suave salió de ella llegando a los oídos de todos los que vivían en aquel bosque.

La anciana del árbol sonrió al escuchar la melodía y comprendió que Cynthia había desaparecido, volviendo así a reinar la paz y la armonía en aquel maravilloso lugar.

Escrito por Yolanda Martínez Duarte.





miércoles, 12 de enero de 2022

YO SOY BAMBÚ (3ª PARTE)

 ¡Se trataba de un estanque cuya agua estaba iluminada de color dorado!

—¡Ohhh! —exclamamos Lin y yo.

—¿Os gusta?

Asentimos con la cabeza y entonces Hikari con expresión traviesa nos dijo:

—Pues, esperad a ver esto.

Y entonces, empezó a meterse en el estanque. A medida que su cuerpo se iba mojando, iba apareciendo a su alrededor una especie de aureola brillante de un color violeta. 
Finalmente, se sumergió por completo y la perdimos de vista durante unos segundos. ¡Hasta que apareció de nuevo!

—¿Cómo? —exclamé sorprendido.

Mis ojos, no daban crédito a lo que estaba viendo y Lin se había quedado en shock, ni siquiera parpadeaba.

—¿Qué os parece chicos? —nos preguntó Hikari.

—Pero, ¿eres Hikari? —pregunté.

—Pues claro que soy yo.

—Pero... pero... —intentaba decir Lin sin ser capaz de articular palabra alguna.

—¡Eres humana! —dije.

—Síííí... ¿verdad qué es increíble?

—¡Sí!

—Lo descubrí un día de casualidad, estaba jugando por aquí cuando caí al agua sin querer y entonces mi aspecto cambió por completo.

La verdad, es que era preciosa, tenía el pelo moreno y unos ojos verdes muy expresivos, su rostro se tornaba mucho más tierno al ser humana.


Imagen de Google

Lin, ¡báñate tu también! —le propuso Hikari.

—¿Me volveré humano también?

—No lo sé, ¡prueba a ver! —contestó ella.

Y así lo hizo, Lin también se bañó y... ¡SUCEDIÓ!

Al salir del agua, se había convertido en un niño humano, era robusto y fuerte.

—Ahora, ¡yo también soy humano! —exclamó contento.

—¿Y qué sucederá si me baño yo? —pregunté curioso.

—Pues la verdad, no lo sé —dijo Hikari encogiéndose de hombros —. ¡Puedes probar si quieres!

—¡Vale! —dije decidido.

Y lo hice, fui metiendo los pies poco a poco, después las piernas y ya el resto del cuerpo hasta sumergirme por completo.

Afuera, Hikari y Lin se miraron curiosos y expectantes. Se cogieron de las manos y esperaron impacientes a que yo saliera del agua.

Tras unos segundos sumergido bajo el agua, salí a la superficie de nuevo.

Para mi sorpresa, Hikari y Lin habían desaparecido y mi entorno había cambiado por completo. El estanque de agua dorada había desaparecido, dejando en su lugar un sitio oscuro, triste y abandonado. 

Salí del riachuelo y miré a un lado y a otro buscando a mis amigos. ¡Ni rastro de ellos! Sólo vi árboles secos, sin hojas y sin frutos, un cielo nublado algo rojizo y un largo camino que me invitaba a caminar por él.

—¡No tengo más opción! —susurré y empecé a caminar por él, esperanzado de que me llevase a un lugar mejor.

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

lunes, 10 de enero de 2022

YO SOY BAMBÚ (2ª PARTE)


Imagen de Google

¡
De repente se hizo la luz! Y fue cuando vimos aquella maravillosa criatura de espaldas. Enseguida, notó nuestra presencia y se giró con brusquedad, cogió algo parecido a una espada y se acercó con seguridad rodeándonos y olisqueándonos. 

Nosotros, permanecimos quietos. Al verla de cerca, descubrimos que se trataba de... ¡un oso panda hembra!

—¿Qué se os ha perdido por aquí? —nos preguntó enseguida.

—Estábamos jugando en el bosque y...

—¡El rio os trajo hasta aquí! ¿No es así? —nos interrumpió.

Asentimos con la cabeza, sin mediar palabra. Aquella osita panda tenía mucho carácter y no se andaba con tonterías. Nos siguió inspeccionando durante un largo rato hasta que nos invitó a sentarnos en una alfombra situada en un rincón de lo que parecía ser su hogar. Nos ofreció un vaso de agua a cada uno y volvió a sentarse en su sitio esta vez más tranquila y amable.

—Mi nombre es Hikari. ¡Bienvenidos al Estanque Flor de Loto!

—Yo soy Lin y él es Bambú vivimos en Sichuan.

—¡Perfecto! Pues ahora ya nos conocemos — Dijo poniéndose de pie de nuevo —. ¡Venid conmigo, os enseñaré algo!

¿Qué pretendía enseñarnos? Aunque había cambiado por completo su actitud y ya no parecía la sargento y gruñona que habíamos conocido en un principio, no acababa de fiarme de ella. 


Imagen de Google

Así que, me quedé quieto, de pie en mi sitio. Mientras Hikari y Lin avanzaban decididos hacia una pequeña grieta que había en una de las paredes de la cueva. Lin, tan confiado como siempre, se había dejado llevar por la belleza que tenía su nueva amiga, sin plantearse la posibilidad de que todo aquello se tratase de una trampa.

Ambos, se giraron hacia mí y al verme ensimismado en mis pensamientos dijeron:

—¿Vienes? ¡No tenemos todo el día!

Y entonces, no tuve más opción que unirme a ellos.

Y así fue, como nos adentramos por la grieta y caminamos por un estrecho camino de tierra, lleno de murciélagos y arañas. 

Al llegar al final, mis ojos no daban crédito a lo que estábamos viendo.

¡Se trataba de un estanque cuya agua estaba iluminada de color dorado!

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

sábado, 8 de enero de 2022

YO SOY BAMBÚ (1ª PARTE)


Imagen de Google

Mi nombre es Bambú y nací en Sichuan hace diez años. Mi madre murió al poco tiempo de nacer yo debido a que se contagió de una enfermedad muy extraña de la que los médicos no pudieron salvarla. Así que, vivo con mi padre. Él es cuidador de osos pandas en la reserva Bifengxia Panda Base, donde pasamos gran parte de nuestro tiempo. Disfruto dándoles de comer y jugando con ellos. ¡Adoro a estos animales desde que era muuuy pequeño!

Como cada tarde, me acerqué a la zona donde estaban los osos más pequeños y allí estaba Lin, mirándome con esos dos ojos tan grandes y expresivos. Lin, era mi preferido, desde que nació nos habíamos hecho muy buenos amigos y teníamos un vínculo muy bonito.

Enseguida, lo cogí en brazos y lo abracé con fuerzas al mismo tiempo que le decía:

—Ay mi cachorrín preferido.

Y él, se regocijaba en mis brazos lleno de felicidad. Después, nos fuimos a jugar haciendo piruetas y corriendo de un lado a otro sin parar.

Sin darnos cuenta, nos alejamos más que de costumbre y nos sorprendimos al vernos refrescándonos en un riachuelo de agua cristalina.

—Parece que estamos en un lugar nuevo —dije mientras observaba a nuestro alrededor.

—¿Estamos perdidos? —preguntó una voz muy suave.

Palidecí de golpe y lo miré sorprendido.

—Sí, he hablado Bambú —dijo enseguida Lin con toda naturalidad.

—Pero...

—Lo sé, los osos no hablamos.

—Eso es. ¿Cómo es posible que hables?

—Si quieres saber la verdad, ni yo lo sé —dijo al tiempo que se encogía de hombros —. Un día sin más, me di cuenta que hablaba como tú. Debe ser un superpoder que me ha otorgado el universo, ¡quién sabe!

Y justo en ese momento, nos dejamos caer de nuevo al agua tronchándonos de risa. Y desde aquel momento, di gracias al universo por permitirme comunicarme con Lin. Pues, ¡siempre había soñado con poder hablar con los osos pandas!

De pronto, la corriente empezó a arrastrarnos río abajo hasta llegar a un pequeño lago rodeado de bambús dorados que brillaban majestuosamente cuando los rayos de sol caían sobre ellos. 
Y justo al fondo,  se podía ver una gran roca sobre la que caía una pequeña cascada, creando así una cortina de agua. Tras ésta, podía apreciarse un gran agujero en la roca. ¡El cual despertó nuestra curiosidad!

—¡Vayamos a ver qué hay dentro de esa cueva! —propuso Lin.

—Vale.

Y así fue, como empapados de agua nos adentramos en la cueva. Estaba muy oscura y apenas podíamos ver por donde caminábamos. Pero la curiosidad nos ganó y a pesar de la oscuridad y el respeto que nos transmitía aquel lugar, ¡seguimos avanzando!

De repente, ¡se hizo la luz!

Escrito por Yolanda Martínez Duarte.


LUKA, CARLOTA Y UN PROYECTO DE VIDA EN COMÚN (micro relato)

Imagen de Google Tras una semana ajetreadísima, Luka y Carlota consiguieron hacer un hueco para tomar un café juntos. El reencuentro fue de ...