martes, 28 de junio de 2022

REFLEXIÓN: ASÍ ES LA VIDA Y ASÍ ALGUNAS FAMILIAS

Hoy, os propongo reflexionar sobre un tema algo delicado pero al mismo tiempo cercano. Y digo cercano porque seguro que mucho de vosotros conocéis a personas que han pasado por situaciones como las que hoy nombraré en esta reflexión o incluso muchos las hayáis vivido en vuestras propias carnes.

Así que, sin más preámbulo, ¡comencemos!

Hoy, reflexionaremos sobre lo que pasa cuando en una familia existen padres y madres tóxicos/as o cuando la familia en si, hablamos de: padres, hermanos, tíos, primos, abuelos... se convierten en unos verdaderos desconocidos. Cuando aquel pedestal en el que los tenías se cae sin más y descubres cosas en ellos que desconocías. ¿Qué pasó? ¿Estuvieron jugando un papel todo este tiempo? ¿Alguien les influyó negativamente y les manipuló? Pero, ¿cómo se dejaron llevar?

Si algo he visto en todos estos años, es la poca personalidad que tienen la mayoría de las personas y la facilidad con la que se dejan llevar y manipular, llegando a hacer cosas que por si solas no harían porque no es su estilo o  simplemente porque va en contra de sus principios. 

Pero, son débiles e incapaces de poner freno a esa otra persona que los influye tan negativamente. ¡Algo que nunca he comprendido ni comprenderé! Y, ¡me indigna muchísimo!

Por desgracia, he conocido muchos casos a mi alrededor. Conocidos, amigos y familiares que vivieron momentos desagradables con su familia y que intentaron encontrar el por qué de lo sucedido y no encontraron respuestas.

A continuación, nombraré algunas de esas situaciones.

La primera es aquella en que unos hermanos, que se llevaban estupendamente, se acaban peleando por una herencia después de fallecer sus padres. Y casualmente, en la mayoría de estos casos, el que más pelea por esa herencia es quién menos hizo por sus padres cuando enfermaron y lo necesitaban. 

La segunda situación la encontramos en aquella madre tóxica que cría a su hijo/a con: desprecios, exigencias e irrespetuosidad. ¿Qué consigue con esto? Anular la personalidad y autoestima de su hijo/a. Sin darse cuenta, que éste/a quedará marcado/a de por vida bajo una identidad que no le corresponde y una imagen de si mismo/a muy equivocada. ¿Por qué? ¿Por qué esa madre es capaz de actuar así con el ser al que dio la vida y al que se sobreentiende ama por encima de todo? No es así, está claro. No debe amarlo porque ni siquiera debe amarse a si misma y disfruta "pisoteando" a los demás. Simplemente porque eso le hace sentir mejor.

He hablado con muchas personas que vivieron algo así y las admiro, por la fortaleza y valentía de enfrentarse a su situación cuando llegan a su vida adulta y ser capaces de sobreponerse. Ellas, son capaces de luchar y además, después de muuucho esfuerzo y apoyo psicológico son capaces también de reencontrarse consigo mismas y encontrar su propia identidad, ¿qué digo? ¡SU VERDADERA IDENTIDAD!

Ahora, hablemos de una tercera situación familiar desagradable.

¿Qué pasa cuando en la propia familia aparece la envidia o la codicia? ¡Ya podemos temer lo peor! Hay quien llega a matar por ello. 

Así es, la cruel realidad, el desespero llevó a muchos a actuar así. Sí, sí... lo vemos en la películas pero, lo peor de todo es que esto también está sucediendo en la vida real. ¿Cómo es posible? ¿Alguien puede explicármelo?

Jamás entenderé como se puede tener envidia de que a un familiar le vayan bien las cosas. Y digo yo, algo hizo esa persona para conseguir ese éxito, ¿verdad? ¡Sí! Luchó, trabajó, se esforzó y sacrificó muchísimo para conseguir todo y cuanto tenía. Probablemente, se privó de muchas cosas y momentos que nunca regresarán. Pero, eso nadie lo ve. Las personas sólo ven que está allí, en lo más alto. Pero, no ven las veces que tropezó y se levantó, y volvió a tropezar y se levantó, y volvió a tropezar y se levantó de nuevo. ¡Todos quieren el éxito pero, nadie está dispuesto a esforzarse por conseguirlo!

Y es así como: la avaricia, el egoísmo, la codicia y la envidia acaban rompiendo muchas familias. Y entonces, te das cuenta que estar en los momentos buenos es muy fácil, que lo complicado es seguir estando en los momentos difíciles. ¡Ahí es donde sólo unos pocos sobreviven! ¡Los buenos! Porque sólo ellos saben estar a la altura de la situación, porque a pesar de: los golpes de la vida, las decepciones, los fracasos y todo el daño que les hicieron. ¡Permanecieron firmes y en pie! Llevando cada situación con dignidad, respeto hacia los demás y educación. ¡Los felicito!

Y os felicito también, a todos los que en algún momento habéis vivido situaciones como las que he nombrado anteriormente o muchas otras que he dejado en el tintero porque es un tema que daría muuucho de qué hablar y acabaríamos escribiendo más un libro que una reflexión, ¿verdad?

Sea como sea, ¡os felicito por ser como sois y estar donde estáis! 

Si algo he aprendido y sigo aprendiendo de la vida es que por muy injustas que puedan parecernos a veces las cosas, debemos "conformarnos" con aquel refrán que dice así:


"El tiempo pone a cada uno en su sitio"


Así que, desde aquí y aprovechando esta reflexión, os invito a emplear aquella frase que me enseñó ,una persona muy especial en mi vida, hace unos años. Dice así:

"Haz bien y no mires a quién".

Porque quien hace el bien tiene su consciencia muy tranquila. Sin embargo, quien actúa mal estará siempre expuesto a recibir una factura poco agradable con remitente "el karma". 

Nada más que decir, espero que os haya gustado mi reflexión y ya sabéis que... ¡estaré encantada de leer vuestros comentarios! De ellos, aprendo muchísimo y al mismo tiempo, sigo creciendo como persona.

¡Un abrazo muy fuerte!

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.



miércoles, 22 de junio de 2022

LINA (EL FINAL)

 Así que Litzy propuso a la niña un nuevo plan, se acercó a ella y se lo explicó muy bajito al oído. 

Fuese lo que fuese, ¿serviría para que aquellos niños la dejaran en paz?

Un día, por la mañana, antes de ir al colegio Lina guardaba en su mochila: el estuche, los libros, las libretas... ¡Estaba todo listo!

—¡Espera, que falta lo más importante! —exclamó la niña.

Y entonces, se acercó al armario que tenía en su habitación y cogió una bolsa de color verde muy brillante.

—¡La bolsa de la risa! —exclamó riéndose a carcajadas.

Y justo en aquel momento apareció Litzy que dijo:

—Veo que ya has cogido la bolsa de la risa.

—Sí, seguro que la necesitaré.

Litzy asintió con la cabeza y sonrió picarona. ¡Había llegado el momento de poner en marcha su plan!

Lina metió la bolsa de la risa en su mochila y se fue al colegio muy contenta. Por primera vez, en mucho tiempo, sabía que se iba a divertir.

Cuando llegó, como ya era habitual, nadie la saludó. Así era Lina, invisible para todos. Solo acudían a ella para molestarla y tratarla mal.

Se sentó en su silla y empezó la clase de inglés. 

Justo en aquel momento, cuando la profesora estaba de espaldas anotando algo en la pizarra, Pedro lanzó una bola de chicle a Lina y luego otra, y otra, y otra... fue entonces, cuando Lina sacó su bolsa de la risa y cogió algo de ella... ¡una peluca de payaso y una flor de goma! Se puso la peluca con mucha discreción y también se puso la flor de goma en su camiseta. Se aseguró de que la profesora siguiera entusiasmada con las anotaciones que estaba haciendo en la pizarra y aprovechó para girarse hacia Pedro y éste dijo:


Imagen de Google

—Tienes ganas de divertirte por lo que veo.

Después, Pedro empezó a reírse a carcajadas y justo en ese momento Lina le lanzó un chorro de agua que fue a parar justo a su boca.

Los demás niños y niñas empezaron se rieron muchísimo. 

—¡Silencio niños! —exclamó la profesora mientras seguía concentrada en sus anotaciones.

Mientras Pedro muy enfadado susurró:

—¡Esto no va a quedar así!

Lina sonrió burlona, guardó sus complementos de broma y volvió a atender la clase con normalidad.

La mañana transcurrió con normalidad hasta que llegó el momento del recreo. Allí, Lina volvió a toparse con Pedro, que esta vez venía acompañado de sus amigos. Lina recurrió de nuevo a su peluca y a una pelota pequeña que hacia sonido al botar.

Pedro y sus amigos se acercaron a Lina diciéndole:

—¿Qué pasa? Estás graciosa hoy, ¿no?

Ella no dijo nada, solo sonrió y se alejó un poco, lo justo para lanzar la pelota. Pero, ¿qué pasó? ¿a donde fue a parar la pelota?


Imagen de Google

Boing, boing, boing.... ¡PLAAAAF!

¡La pelota chocó en la cara de Pedro! 

Después, rebotó y como por arte de magia llegó de nuevo a las manos de Lina. Ésta, siguió lanzándola todo el rato y fue chocando en: las piernas, brazos, barriga... de los amigos de Pedro.

Justo en ese momento, cogió fuerzas y se envalentó a decir:

—Es divertido este juego. ¿Verdad?

El resto de niños del colegio, que al ver la escena se habían acercado enseguida a curiosear, no podían parar de reír. ¡Les resultaba taaaan divertido!

Pedro y sus amigos muy humillados decidieron alejarse.

Aquella misma noche, cuando Lina estaba tumbada sobre su cama leyendo un libro cuya historia la tenía muy entusiasmada e intrigada, apareció Litzy que se acurrucó en su regazo y le preguntó:

—¿Qué tal ha ido hoy en el colegio? ¿Has tenido que usar la bolsa de la risa?

—Síííí. 

—Bien, bien...

—Todos los niños y niñas se ríen con mis bromas.

—¡Me alegro mucho pequeña! —exclamó Litzy.

Y así fueron pasando los días en el colegio. Lina seguía usando su bolsa de la risa porque Pedro no se daba por vencido. 

Hasta que un día...

Todos los compañeros de clase de Lina, llegaron al colegio con una peluca de payaso y una sonrisa taaan amplia que hasta los profesores se contagiaban de ella. ¡El ambiente era magnífico! ¡Algo estaba cambiando!

Pedro, al verlos a todos así, se temió lo peor...

—¿Os habéis vuelto locos o qué?

—¿Locos? ¿Nosotros? Para nada... —contestó Martín.

Entonces, Maria se acercó a Pedro y le puso una peluca:

—Nos hemos dado cuenta que este juego es mucho más divertido que al que tu jugabas. ¡Ha llegado el momento de divertirte a nuestra manera!

Pedro entornó sus ojos e hizo intento de quitarse la peluca. Pero, uno de sus amigos lo agarró por el brazo. ¡Él también llevaba la peluca puesta!

—¿Tú también?

—Y aún queda algo más por hacer... —fue lo único que dijo Lucas.

Después Lucas y el resto de amigos de Pedro, lo cogieron de las manos y juntos se acercaron a Lina.

—Tenemos algo que decirte... —empezó diciendo Lucas.

Después miró a Pedro.

—¿Qué quieres que haga? —preguntó Pedro ignorante.

—Lo sabes perfectamente —le dijo su amigo.

Se hizo un largo silencio.

Todos los niños sonreían esperanzados de que ocurriera aquello que tanto tiempo llevaban esperando. 

—Pedro, adelante... —dijo la profesora.

Pedro, miró a Lina a los ojos y a regañadientes dijo:

—¡Perdón!

—¿Y? —lo invitó la profesora a seguir.

—No volveré a molestarte nunca más.

Todos los compañeros aplaudieron. 

Litzy, que había estado contemplando la escena a lo lejos. Sacó de nuevo su farolillo y lo hizo brillar para llamar la atención de Lina. Entonces, se miraron y Lina comprendió, que había llegado el momento de despedirse. Una lágrima recorrió su mejilla y susurró:

—¡Gracias!

Litzy, hizo gesto de reverencia y como por arte de magia desapareció por el mismo sitio por el que apareció la primera vez que Lina lo descubrió desde el patio del colegio.


Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.






lunes, 6 de junio de 2022

LINA (3ª parte - Relato Infantil - Juvenil)

 Ella se rindió. Cerró su libro y decidió ponerse a dormir para no pensar más en aquel tema que tanto la preocupaba.

Pero, a media noche, se despertó sobresaltada por unos ruidos que venían de la cocina. No se lo pensó dos veces, se puso las zapatillas y fue hacia allí. Se quedó paralizada al ver algo diminuto hurgando en su nevera.

La madre de Lina, cogió un trapo y se acercó silenciosa, cuando estuvo muy cerca lo golpeó con el trapo como si se tratase de una mosca.

Entonces, esa cosa diminuta empezó a correr por toda la cocina.

—¡No te escaparás rata! —decía la mujer al mismo tiempo que intentaba golpearla de nuevo con el trapo.

Lina y su padre aparecieron enseguida al escuchar los ruidos. Se miraron horrorizados al descubrir lo que estaba sucediendo.

—¿También puede verlo? —susurró la niña a su padre.

—No debería.

—Pues... —empezó a decir la niña, pero su padre la interrumpió.

—Tú, coge a Litzy. Mientras, yo distraigo a mamá.

Y así lo hicieron. Lina, cogió a Litzy mientras su madre estaba distraída en los brazos de su marido que la tenía cogida por la cara llamando su atención.


Imagen de Google


—Cariño, ¿qué te pasa?

—Una, una... ¡una rata estaba hurgando en nuestra nevera! —contestó su mujer.

—¿Estás segura?

—¿Qué iba a ser sino? —alzó la voz, estaba muy nerviosa y alterada.

—Si yo no digo que no pueda ser una rata. Pero, ¿cómo abrió la nevera?

—Quizá la dejamos abierta sin querer, que sé yo —dijo ella mientras ponía su mano en la cabeza —. Últimamente, tengo la cabeza en tantos sitios...

—Vayamos a la habitación, necesitas descansar.

Mientras, en la habitación de Lina...

La niña estaba sentada en su cama con Litzy sentada en sus piernas.

—Mamá, ¿puede verte?

—Parece ser que sí, es extraño —encogió sus diminutos hombros —. Nadie puede verme excepto tú.

—Pues, parece ser que no es así. Procura tener más cuidado. Mamá, no se anda con tonterías y esto puede traernos problemas.

—¡Ya me he dado cuenta! —contestó el duende al mismo tiempo que emitía aquella risita tan curiosa.

Los días pasaban y pasaban, los niños del colegio cada vez se portaban peor con Lina. Litzy, la había ayudado haciendo un poquito de "magia".

A los que molestaban a Lina, Litzy les había: pegado un chicle en las sillas, salpicado agua de la fuente en el patio, llenado las mochilas de confeti y atado los cordones de las bambas... ¡consiguió humillarlos y que el resto de niños se rieran de ellos! Pero, seguían pensando que Lina era la culpable de todas esas travesuras y la tomaron todavía más con ella.

Así que, Litzy propuso a la niña un nuevo plan. Se acercó a ella y se lo explicó todo muy bajito al oído. 

Fuese lo que fuese, ¿serviría para que aquellos niños la dejaran en paz?

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

LUKA, CARLOTA Y UN PROYECTO DE VIDA EN COMÚN (micro relato)

Imagen de Google Tras una semana ajetreadísima, Luka y Carlota consiguieron hacer un hueco para tomar un café juntos. El reencuentro fue de ...