miércoles, 11 de octubre de 2023

¡RECONTRÚYETE! (Reflexión)

 


¿Qué más da el tiempo que necesites para reconstruirte?

Después de ese duro golpe que te ha dado la vida lo único que importa eres tú. Te caiste, sí y estás dispuesto/a a levantarte, lo haces a tu ritmo, poco a poco, porque sabes que sólo así volverás con más fuerzas.

Es necesario sanar las heridas o almenos dejar que cicatricen. El tiempo ya se encargará del resto.

Es momento de cuidarte, mimarte y escucharte a ti mismo/a. Habrán muchas personas que te apoyarán en este camino y respetarán tus tiempos porque te quieren, te aprecian y saben que es lo mejor para ti. Habrán otras personas más frívolas que no lo comprenderán porque son incapaces de empatizar. Pero, ¿sabes qué? Esas no deben importarte ahora mismo.

Sigue reconstruyéndote a tu ritmo porque el ahora marcará el mañana. Y es por ello que ahora necesitas hacer las cosas bien para volver más fuerte y ser capaz de afrontar todo lo que está por llegar.

💪¡Reconstrúyete!💪


Escrito por: Yolanda Martínez Duarte

lunes, 9 de octubre de 2023

SENTIMIENTOS A FLOR DE PIEL


Después de unos días de silencio, hoy sólo puedo deciros que hay días en los que sobran las palabras y hablan los sentimientos.


Y sin duda, para mi hoy es uno de esos días. No tengo palabras para explicar todo y cuanto estoy viviendo en estos momentos, pero sí muchos sentimientos.

Sentimientos que comparto con mis personas más allegadas y que quizá algun día pueda compartir también con todos/as vosotros/as a través de mis relatos y escritos.

Y es que hoy, con los sentimientos a flor de piel, me doy cuenta de lo valiosa que es la vida y lo efímera que puede llegar a ser al mismo tiempo.

Y es por ello que quiero deciros una cosa. Que... ¡Hagáis lo que hagáis en esta vida, hacedlo de corazón!❤️

Ama a la vida,
Ama a quienes te rodean,
Ama aquello que haces.
Ámate a ti mismo/a.


Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

jueves, 12 de enero de 2023

LEVÁNTATE, TÚ PUEDES CON TODO.

Has tocado fondo lo sé. Te has caído, te cuesta horrores levantarte, tu cuerpo te pesa más de lo habitual por que cargas un peso que no te pertoca.

Permaneces en el suelo, date derecho a hacerlo y no te exijas más de lo que estás preparado/a a soportar. Tu mente está muy cargada y te impide pensar con claridad. Respira hondo, vuelve a hacerlo, una vez y otra, y otra... Te sientes algo mejor, ¿verdad?

Ahora sólo te pediré una cosa... ¡LEVÁNTATE!

Sí, no tengas miedo. ¡Levántate y vuelve a la batalla! Porque ahora te has convertido en un guerrero/a aún más fuerte y poderoso.

Y quiero que en tu mente guardes esto...

"TÚ, PUEDES CON TODO"

Adelante, el mundo entero te está esperando.




Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

martes, 25 de octubre de 2022

POR TI, POR TU TÍMIDA SONRISA

 


Imagen de Google

Desirée adoraba los niños desde que era pequeña. Y por ello, decidió estudiar magisterio; era buena estudiante así que no tardó mucho en sacarse la titulación.

Al poco tiempo de terminar sus estudios encontró trabajo en un colegio de Málaga. Llevaba cinco años trabajando allí cuando conoció a Jenny.

Jenny era una de sus alumnas, tenía nueve años y pasaba muy desapercibida para todos. Bueno, para todos no porque Desirée siempre procuraba estar pendiente de ella. Desde el principio, se había percatado que Jenny tenía cierta oscuridad poco habitual en los niños de su edad; nunca sonreía, su mirada transmitía un vacío muy grande, siempre estaba cansada y en el patio nunca jugaba con nadie. ¡Le gustaba la soledad! Y eso a Desirée la preocupaba. Así que poco a poco, con respeto y paciencia, fue acercándose a la niña con el objetivo de ayudarla. ¡Así era Desirée, se movía por impulsos y por el corazón! Sentía que la niña la necesitaba y no la dejaría sola ante algo que desconocía y que estaba claro, no le estaba haciendo ningún bien.

Jenny se mostraba reservada con Desirée. Pero, ésta no se rendía y era constante. ¡Sabía que acabaría ganándose su confianza!

Y así fue como a mitad de curso, Jenny se abrió un poquito más y empezó a hablar con su profesora. Incluso en los ratos de patio almorzaban juntas y compartían su afición por la lectura comentando las últimas novelas que habían leído. Sin embargo, aquella mirada oscura y vacía seguía aferrada en la pequeña y ¿su sonrisa? ¡Seguía sin aparecer!

Un día, Desiréé decidió envalentarse y hacerle una pregunta:

-         ¿Va todo bien Jenny? ¿Eres feliz?

La pequeña la miró de repente con aquellos preciosos ojos verdes que tenía. ¡En su mirada había un diminuto destello de luz que intentaba brillar entre la inmensa oscuridad!

Después, se levantó y salió corriendo atemorizada buscando donde esconderse.

Finalmente, se refugió en uno de los lavabos y sólo después de asegurarse que no había nadie, lloró desconsoladamente.


Imagen de Google

No era la primera vez que la pequeña se escondía allí. Desirée lo sabía y decidió ir en su búsqueda; entró, discretamente, sin hacer demasiado ruido y esperó apoyada en la pared que había justo enfrente de los váteres que quedaban escondidos tras una pared.

Jenny no se había percatado de su visita y seguía llorando sin poder parar. El dolor que había en su interior era demasiado grande como para dejar hacerlo. Desirée no soportaba escuchar aquel llanto desconsolado, se le rompía el corazón. Por un momento pensó en tirar aquella puerta abajo y consolar a la pequeña. Pero… ¡NO! ¡Esa no era una buena idea! ¿Por qué? Porque la niña se sentiría invadida y ya no confiaría en ella nunca más.

Esperó, esperó y esperó…

De pronto, sonó la sirena que indicaba que la hora del recreo había llegado a su fin y todos los alumnos regresaron a sus aulas.
Justo en ese momento, la puerta de uno de los váteres se abrió con lentitud y tras ella apareció Jenny ,con el rostro pálido, secándose las últimas lágrimas con la manga de su suéter.

Desirée se incorporó de inmediato y abrió sus brazos. La niña la miró tímida y le preguntó:

-¿Llevas mucho rato aquí?

-El suficiente para saber que me importas mucho más de lo que pensaba y que quiero ayudarte.

La pequeña no dijo nada más, sólo sonrió tímidamente. Después, se acercó a Desirée y se refugió en sus brazos. Fue en ese momento cuando descubrió algo… ¡Una nueva sensación! ¡Un nuevo sentimiento!

-Gracias -susurró.

Desirée sólo pudo abrazarla más fuerte.

Después regresaron de nuevo a su aula y antes de entrar la pequeña volvió a sonreír con timidez y le propuso:

-Mañana, si quieres, podemos almorzar juntas en el patio.

-¡Claro que sí!

Y en ese momento, el pequeño destello de luz, que había en la mirada de Jenny, brilló.

Al día siguiente, Desirée había preparado unas madalenas caseras cuya receta se la había enseñado su abuela. Siempre que las hacía recordaba aquellos momentos de su infancia en los que acababan llenas de harina… ¡Hasta el pelo! Era tan divertido.

Estaba contenta porque de nuevo podría almorzar con Jenny. ¿Confiaría, por fin, en ella para explicarle aquello que escondía en su interior y que tanto daño le estaba haciendo? Por un momento, Desirée pensó que sí. Pues, algo había cambiado entre ellas desde el día anterior. ¡Sentía que estaban más unidas!

Pero, se llevó una grata sorpresa cuando al iniciar sus clases por la mañana vio su silla vacía. ¡Jenny no había venido!


Imagen de Google


Intentó no darle importancia. Pasaban los días y Jenny seguía sin asistir al colegio. Desirée, preocupada, llamó a su casa; nadie cogió el teléfono. Aquel silencio empezaba a incomodarla, presentía que algo no iba bien. Pero, ¿qué era?

No fue hasta un mes después que la pequeña regresó al colegio. Volvió diferente, más delgada, pálida y ojerosa; de nuevo distante y ausente. Lo poquito que había conseguido Desirée en ella había desaparecido por completo, incluso aquel rayito de luz en su mirada.  Pero, Desirée no se rindió y apostó de nuevo por ella. Esta vez, aún con más fuerzas.

Aquel mismo día, en el patio, Desirée se acercó a la pequeña con una bolsita repleta de cruasanes de chocolate. Se sentó a su lado, abrió la bolsa y le ofreció. Al principio, la niña se mostró tímida y reservada. Desirée sonrió y le guiñó un ojo invitándole a coger uno y la pequeña por fin se animó y lo cogió.

-¡Puedes comer todos los que quieras!

-Gracias.

-Te he echado mucho de menos -le dijo Desirée mientras comía un cruasán.

-Yo también. ¡He estado muy malita!

-¿Enfermaste?

Se hizo un largo e incómodo silencio.

-No -tragó el último trozo del cruasán -. Me caí por las escaleras de casa y me rompí dos costillas.

Y justo en ese momento, Desirée sintió una punzada muy intensa en su interior.

-¿Te caíste? -Desirée no supo que más decir.

-Sí, me pisé el cordón y caí -contestó la pequeña sin mirarla a los ojos.

En aquel momento, Desirée cogió su mano con delicadeza. La pequeña la miró tímida.

-Sabes que puedes contármelo.

La pequeña asintió y sonrió. Se hizo un largo silencio, pero esta vez resultó ser un silencio agradable que aportaba paz.

-No tropecé con el cordón… -suspiró -. Mi mamá me tiró por la escalera. Papá bebe mucho, siempre está borracho y pega a mamá. Ella dice que yo tengo la culpa de todo y entonces me castiga.

Desirée sintió como un cuchillo atravesaba su corazón. Abrazó a la pequeña y le dijo:


Imagen de Google



-Gracias por explicármelo. ¡Te ayudaré! -dejó de abrazarla y con sus manos rodeó aquella carita llena de inocencia -. Pero, antes necesito que sepas una cosa Jenny.

La niña la miraba con atención.

-Los problemas de los adultos son de los adultos. Los niños no tenéis la culpa de que existan esos problemas y por tanto, tú no eres culpable de que tus padres tengan esos problemas. ¿Me oyes? -Jenny asintió mientras las lágrimas brotaban de sus ojos en silencio -Eres una niña muy especial y mereces ser feliz.

La niña se aferró con fuerzas a Desirée y entre sollozos le susurró:

-Yo quiero una mamá como tu, que me quiera de verdad y me cuide.

-¡Lucharé por conseguírtela!

Permanecieron abrazas un largo rato. Desde aquel momento, Desirée comprendió que debía activar el protocolo escolar que había establecido para casos como éste y se propuso adoptar a Jenny. ¡Lucharía todo lo que fuera necesario hasta conseguirlo! Ambas merecían ser felices, Jenny necesitaba una nueva familia y Desirée, ansiaba ser madre y no lograba quedarse embarazada. Así que, había llegado el momento de… ¡Empezar de cero!

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte





lunes, 10 de octubre de 2022

COMO INFLUYE LA INFANCIA EN LA VIDA ADULTA DE UNA PERSONA (Reflexión)

 

Imagen de Google

Hoy hablaremos de la importancia que tiene la infancia en nuestra vida adulta.

Cuando hablamos de infancia pueden ocurrir dos cosas:

1. Que hablemos de una infancia feliz, estable y armoniosa. Donde, el niño/a ha crecido en un entorno familiar tranquilo y amoroso que ha sabido acompañarlo y respetarlo en cada una de sus etapas de crecimiento. Un entorno que lo ha escuchado y lo ha tenido en cuenta. Todo ello proporcionará al niño/a una serie de herramientas: alta autoestima, seguridad en si mismo, confianza... éstas le serán muy utiles en un futuro, cuando llegue a la vida adulta.

2. Que hablemos de una infancia triste, inestable y carente de afecto. Donde, el niño/a ha crecido en un entorno familiar poco adecuado donde se ha llevado a cabo una crianza basada en: la imposición del adulto, poco respeto, ausencia de afecto... Un entorno donde: no se ha tenido en cuenta la opinión del niño/a, se le ha anulado con reproches y comentarios negativos creándole una falsa imagen de si mismo, no ha recibido amor... Todo ello proporcionará al pequeño/a una serie de herramientas: baja autoestima, tristeza, rencor, odio, inseguridades, miedos... éstas afectarán negativamente en su vida adulta.

Centrémonos en este segundo punto que estoy segura nos dará mucho de qué hablar.

¿Qué sucede con el niño/a del punto número dos?

Crecerá entre miedos y temores que alimentarán su inseguridad y la poca confianza que tiene sobre si mismo. Además, la baja autoestima que tiene lo llevará a tener una imagen irreal sobre su persona y todo esto a la larga le perjudicará sin darse cuenta. Sí, sí me refiero a cuando llegue a la edad adulta e inicie un relación de pareja o se una a la vida laboral con un primer trabajo.

Los adultos con infancias difíciles han crecido con muchas carencias y por ello, no serán adultos fáciles. En la vida adulta se encontrarán con sus propios traumas. ¿Sabrán enfrentarse a ellos?

Si cuentan con el apoyo de una pareja responsable que sepa empatizar y gestionar todo ese mundo desordenado que trae si será capaz. E incluso me atrevo a decir, que conseguirá encarrilar su vida de nuevo con el apoyo de su pareja, hijos e incluso un psicólogo que le ayude a superar esos traumas y comprender que él no decidió recibir aquella crianza e infancia por parte de sus padres. 
Pero, si por lo contrario ese adulto con traumas no encuentra apoyo y consuelo en su nueva familia, pareja, amistades... ¡Estará perdido! ¿Por qué? Porque seguramente optará por coger el camino fácil: drogas, alcohol, casino y un largo etcétera es duro pero una mala infancia puede llevar a todo esto. Y sólo si ellos están dispuestos a cambiar, lo conseguirán. 

A veces incluso, es necesario romper con el pasado para volver a empezar de cero.

Ahora es vuestro turno, os invito a debatir y reflexionar sobre este tema, podéis dejarme vuestros comentarios aún hay muchísimo de qué hablar.

¡Un abrazo!

Yolanda Martínez Duarte

martes, 13 de septiembre de 2022

CRÓNICA PRESENTACIÓN DE LA ISLA RIC ESLENDUR EN MURCIA (10/09/22)


Hoy, sábado 10 de Septiembre del 2022, @casadellibro de Murcia me da la oportunidad de dar a conocer mi cuento a través de una presentación y firma de libros.

El evento es a las 18h pero llego a la librería sobre las 17:30h con la intención de montarlo todo y hacerme con el sitio. Me reciben Miríam y Dafne, ofreciéndome un trato cercano y muy agradable. ¡Gracias por hacerme sentir como en casa!😉😊

Hacemos la presentación en la zona infantil, donde encuentro una mesa muy bien preparada repleta de mis cuentos y un pequeño cartel con el evento donde pone mi nombre. Algo a lo que aún no acabo de acostumbrarme, aunque tengo que reconocer que me encanta y me hace muchísima ilusión🤩😊

A las 17.50h llegan los primeros espectadores y poco a poco se va llenando la sala de gente con ganas de conocer la aventura que les contamos en La Isla Ric Eslendur. Allí están expectantes a lo que les hemos preparado... ¡Qué nervios!

Y a las 18:10h empezamos😉 mis pequeños lectores están sentados en primera fila y aunque al principio se muestran tímidos, poco a poco van cogiendo confianza y participan en aquellos momentos en los que los hago partícipes. ¡He decidido que me ayuden a resolver los tres misterios que tiene la isla: un sol cuadrado, las estrellas que no brillan y las hormigas que caminan hacia atrás! Van apareciendo las primeras sonrisas, cosa que me da tranquilidad... "¡Les está gustando!" pienso.

Al finalizar, decidimos pintar unos dibujos. Y es entonces, cuando me demuestran que están hechos unos verdaderos artistas🤩🎨. Varias personas interesadas, se acercan para que les firme un ejemplar. ¡Qué ilusión, un trocito de mí se irá con ellos!

Sin duda, ha sido una experiencia muy bonita y he tenido la oportunidad de conocer a nuevos pequeños lectores, cosa que me encanta🥰.

Espero en un futuro, tener la oportunidad de visitar de nuevo Murcia. Y como no, ¡gracias una vez más a @casadellibro de #murcia por esta oportunidad que me habéis dado!🤗😉

Escrito por Yolanda Martínez Duarte.

jueves, 8 de septiembre de 2022

LIBELUCHI Y LIBEZUL (Relato Infantil de Fantasía)

Habían pasado muchos años de lo ocurrido, Carlota era ya una anciana cuando explicaba a sus nietos Fer y Ana una historia llena de magia y fantasía.

—¿Os acordáis cuando fuimos a pasear el otro día en las barcas que hay en el lago?
—Sííí —exclamaron los pequeños.
—Pues os voy a contar una historia muy curiosa...

Los niños la escuchaban con atención mientras comían el bizcocho de chocolate que había preparado su abuela.

—Hace muuuuchos años, en un pueblecito pequeño como el nuestro vivía una niña de siete años a la que le encantaba visitar el lago de su pueblo. Allí disfrutaba de largos paseos en barca y además daba de comer mollas de pan a los patos. ¡Sus preferidos eran aquellos que tenían el cuello y la cabeza de color verde! 

—¿Te refieres a esos patos que brillan con el sol abuela? —la interrumpió Fer.

—Esos mismos —contestó la abuela sonriente —. Cada domingo visitaba el lago, pero aquel domingo fue diferente. La niña estaba en la barca junto a sus padres que remaban con mucha fuerza y de pronto apareció muy cerca de ellos una libélula de color rosa. 

—¡Mi color preferido! —exclamó Ana.

La abuela asintió con la cabeza y siguió explicándoles la historia.


Imagen Google

—La pequeña no pudo evitar sacar un pequeño frasco de cristal vacío que llevaba en su bolsillo y levantarse para intentar cogerla. Pero sus padres enseguida la invitaron a sentarse de nuevo, pues la barca se movía demasiado y podían caerse al agua. Al sentarse, vio un pequeño destello de luz bajo el agua. Tanto se acercó al agua para contemplarlo que se mojó el flequillo. Y al mojarse el flequillo...

—Se convirtió en enana. ¡Seguro! —exclamó Fer. Cuya imaginación no tenía límites.

—No. ¡Sus pelos se volvieron brillantes y de color rosa! Y en un abrir y cerrar de ojos se vio en un mundo totalmente diferente. Estaba sentada en una gran silla, en realidad era un... un.... un... ¡UN TRONO! Y ella era... ¡LA REINA DE LAS LIBELULAS!

—¡Uau! —exclamaron Fer y Ana.

—La niña asustada comenzó a reír y reír, no podía parar. Hasta que apareció ella.

—¿Quién? —preguntó Ana intrigadísima.

—Libeluchi.

—Libe... ¿Qué abuela?

—Libeluchi. Era una libélula gigante con dos grandes alas de color rosa y cada vez que las movía lo llenaba todo de purpurina. Pero... de pronto sus alas ya no tenían purpurina y estaba triste, muuuuuy triste. Lloraba y lloraba sin parar. Hasta que dijo:

—Me llamo Libeluchi y... ¡Jamás recuperaré mi purpurina! Libezul tiene la culpa.

La niña no sabía qué hacer ni que decir.  Así que decidió salir corriendo sin rumbo alguno hasta que por casualidad llegó a él... ¡Allí estaba Libezul! Permanecía junto a un riachuelo, contemplándose taaan presumido como siempre. Sus alas brillaban más que nunca y la niña enseguida comprendió por qué.

—¿Crees que está bien lo que has hecho? Pretendías ser el mejor, el más guapo y brillante y... ¿cómo lo conseguiste? ¡Dañando a Libeluchi!

Libezul empezó a reírse a carcajadas y miró a la niña con desprecio.

—No te saldrás con la tuya —le dijo la niña decidida.

— ¿Ah no? Eso lo dices tú pero en realidad yo siempre me salgo con la mía —dijo y volvió a reír con aquella carcajada taaan desagradable.

—¿Quieres brillar de verdad? —Libezul la miró desconfiado y ella sacó de su bolsillo un botecito lleno de purpurina dorada —. ¿Ves este frasco? Está lleno de brillo dorado, te hará más elegante.


Imagen Google



A Libezul se le pusieron los ojos taaan grandes como naranjas y quiso robarle el bote preso de su avarícia. Pero, la niña fue más hábil y escondió de nuevo el bote.

—Será tuyo sí, pero primero debes devolverme el brillo de Libeluchi —dijo al mismo tiempo que le tendía un bote vacío abierto.

Libezul dudó durante un laaaaargo rato y de pronto empezó a mover sus alas con todas sus fuerzas desprendiéndose así del brillo que había robado. El bote vacío se llenó rapidísimo y a cambio la niña le dio a Libezul el bote de purpurina dorada. 

—Y la próxima vez piensa que puedes ser feliz sin dañar a los demás, ¿me oyes?

Libezul desvió su mirada hacia otro lado avergonzado y comprendió que no debía hacer daño a los demás para conseguir aquello que deseaba y ser feliz. Pues si se unían y se respetaban podían ayudarse y conseguirlo de todos modos. ¡La felicidad de multiplicaría y sería mayor!

—¿Y entonces abuela Libeluchi volvió a brillar? —preguntó Ana.

—¡Sííí! ¡Todos brillaron!

Y justo en aquel momento, cuando Carlota terminó de explicar el cuento a sus nietos sacó una cosa del bolsillo.

—Esto es para vosotros. ¡Es un regalo muy especial!

—Pero, abuela... este frasco... —empezó a decir Fer.

La abuela asintió y sonrió. Ana no entendía nada, hasta que su hermano exclamó:

—Abuela, ¡tú eras esa niña!

—¿De verdad abuela? ¿Tu salvaste a Libeluchi y conseguiste que Libezul fuera bueno? —preguntó sorprendida su nieta.

—Así es — dijo la abuela, sonrió y los abrazó.

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.








¡RECONTRÚYETE! (Reflexión)

  ¿Qué más da el tiempo que necesites para reconstruirte? Después de ese duro golpe que te ha dado la vida lo único que importa eres tú. Te ...