lunes, 6 de junio de 2022

LINA (3ª parte - Relato Infantil - Juvenil)

 Ella se rindió. Cerró su libro y decidió ponerse a dormir para no pensar más en aquel tema que tanto la preocupaba.

Pero, a media noche, se despertó sobresaltada por unos ruidos que venían de la cocina. No se lo pensó dos veces, se puso las zapatillas y fue hacia allí. Se quedó paralizada al ver algo diminuto hurgando en su nevera.

La madre de Lina, cogió un trapo y se acercó silenciosa, cuando estuvo muy cerca lo golpeó con el trapo como si se tratase de una mosca.

Entonces, esa cosa diminuta empezó a correr por toda la cocina.

—¡No te escaparás rata! —decía la mujer al mismo tiempo que intentaba golpearla de nuevo con el trapo.

Lina y su padre aparecieron enseguida al escuchar los ruidos. Se miraron horrorizados al descubrir lo que estaba sucediendo.

—¿También puede verlo? —susurró la niña a su padre.

—No debería.

—Pues... —empezó a decir la niña, pero su padre la interrumpió.

—Tú, coge a Litzy. Mientras, yo distraigo a mamá.

Y así lo hicieron. Lina, cogió a Litzy mientras su madre estaba distraída en los brazos de su marido que la tenía cogida por la cara llamando su atención.


Imagen de Google


—Cariño, ¿qué te pasa?

—Una, una... ¡una rata estaba hurgando en nuestra nevera! —contestó su mujer.

—¿Estás segura?

—¿Qué iba a ser sino? —alzó la voz, estaba muy nerviosa y alterada.

—Si yo no digo que no pueda ser una rata. Pero, ¿cómo abrió la nevera?

—Quizá la dejamos abierta sin querer, que sé yo —dijo ella mientras ponía su mano en la cabeza —. Últimamente, tengo la cabeza en tantos sitios...

—Vayamos a la habitación, necesitas descansar.

Mientras, en la habitación de Lina...

La niña estaba sentada en su cama con Litzy sentada en sus piernas.

—Mamá, ¿puede verte?

—Parece ser que sí, es extraño —encogió sus diminutos hombros —. Nadie puede verme excepto tú.

—Pues, parece ser que no es así. Procura tener más cuidado. Mamá, no se anda con tonterías y esto puede traernos problemas.

—¡Ya me he dado cuenta! —contestó el duende al mismo tiempo que emitía aquella risita tan curiosa.

Los días pasaban y pasaban, los niños del colegio cada vez se portaban peor con Lina. Litzy, la había ayudado haciendo un poquito de "magia".

A los que molestaban a Lina, Litzy les había: pegado un chicle en las sillas, salpicado agua de la fuente en el patio, llenado las mochilas de confeti y atado los cordones de las bambas... ¡consiguió humillarlos y que el resto de niños se rieran de ellos! Pero, seguían pensando que Lina era la culpable de todas esas travesuras y la tomaron todavía más con ella.

Así que, Litzy propuso a la niña un nuevo plan. Se acercó a ella y se lo explicó todo muy bajito al oído. 

Fuese lo que fuese, ¿serviría para que aquellos niños la dejaran en paz?

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

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