Rosalía estaba sentada en su jardín, atónita, viendo la vida pasar.
A su temprana edad, acababa de recibir una noticia muy desagradable.
A sus veinticinco años, Rosalía no había tenido una vida fácil. Huérfana de nacimiento, su madre murió en el parto y su padre en un accidente de tráfico poco después de que ella naciera.
La crió su tía Adelina hasta que la pequeña tuvo diez años. Adelina era aquella tía que todo niño/a desearía tener: era muy cariñosa, alegre, divertida y se pasaba horas y horas jugando con Rosalía e inventando historias emocionantes.
La crió su tía Adelina hasta que la pequeña tuvo diez años. Adelina era aquella tía que todo niño/a desearía tener: era muy cariñosa, alegre, divertida y se pasaba horas y horas jugando con Rosalía e inventando historias emocionantes.
Pero un día, cuando Rosalía tenía diez años, Adelina amaneció tirada en el suelo, se había desmayado y estaba inconsciente. Rosalía avisó a una vecina y ésta enseguida acudió y llamó a una ambulancia.
Al llegar al Hospital, hicieron varias pruebas a Adelina que pronto mostrarían un diagnóstico muy duro.
—Adelina tiene cáncer de pulmón con metástasis —dijo el doctor a la vecina de Adelina y a la pequeña Rosalía.
Rosalía jamás olvidaría aquel momento ni aquellas palabras. Estaba a punto de perder a la persona que más quería en su vida y eso la entristecía enormemente.
Días después del diagnóstico, Adelina murió y Rosalía volvió a quedarse sola de nuevo.
Todo fue tan rápido, ella era pequeña y no podía decidir sobre su propia vida, sentía impotencia y tristeza de ver como todos aquellos adultos desconocidos: asistenta social, abogados, etc. decidían por ella. Sí, así estaban hechas las leyes, al ser menor no tenía poder sobre ella misma ni su propia vida y eso a Rosalía le parecía muy injusto.
Todo fue tan rápido, ella era pequeña y no podía decidir sobre su propia vida, sentía impotencia y tristeza de ver como todos aquellos adultos desconocidos: asistenta social, abogados, etc. decidían por ella. Sí, así estaban hechas las leyes, al ser menor no tenía poder sobre ella misma ni su propia vida y eso a Rosalía le parecía muy injusto.
La única familia que le quedaba era la de su padre: sus abuelos y sus tíos, pero nadie quiso saber nada de ella porque estaban enfadados con su padre y guardaban mucho rencor hacia él, ¡aún estando muerto!
"¿Se puede ser tan ruin como para tener rencor a una persona difunta?" pensó Rosalía, que a sus diez años de edad se mostraba muy madura, cuando le comunicaron la noticia de que su familia no quería hacerse cargo de ella y por tanto la llevarían a un Orfanato.
Allí estuvo hasta los dieciocho años. Al tomar la mayoría de edad, por fin pudo decidir sobre su propia vida.
Decidió buscar un trabajo y combinarlo con los estudios de Interpretación que quería cursar. Su sueño desde bien pequeña había sido ser bailarina y poder participar en grandes musicales en el mundo del Teatro.
A los veinte años, Rosalía terminó sus estudios de Interpretación y empezó a recorrer diferentes Teatros y Escuelas de Danza buscando un nuevo puesto de trabajo, así que repartió su currículum por muchos sitios con la esperanza de que la llamaran pronto.
A los dos meses, recibió una llamada:
—¡Buenos días! ¿Con Rosalía Torres por favor?
—Sí, soy yo misma —Contestó la joven.
—Mi nombre es Sofía. Le llamo en nombre de la Escuela de Danza Safrán de aquí, Madrid. Nos dejó su currículum hace un par de meses y nos gustaría entrevistarla —dijo la mujer.
La entrevista fue todo un éxito, Rosalía había gustado desde el momento en que apareció por la puerta. Sofía vio algo en ella que llamó su atención. Era muy joven pero tan madura, su mirada expresaba un hilo de tristeza pero sin embargo la joven era alegre y desprendía algo tan hermoso que cautivaba. Sofía no sabía decir bien bien qué era, pero le gustaba las sensaciones que tenía al estar cerca de la joven y lo que ésta le transmitía. Así que no dudó ni un momento en contratarla.
Y fue a partir de ese momento, que Rosalía empezó a disfrutar de su nuevo trabajo. ¡Era profesora de danza del grupo infantil!
A los veintitrés años, Rosalía había ido creciendo profesionalmente en la escuela, había sido profesora del grupo infantil, juvenil y ahora estaba en el grupo de adultos.
Sofía y ella hacían un gran equipo y se habían convertido en grandes amigas.
A los veinticuatro años, Sofía la promocionó para un Musical que iban a hacer en el Teatro EDP Gran Vía de Madrid, titulado Ghost.
Rosalía estaba feliz, muy feliz por fin su sueño de la infancia empezaba a hacerse realidad y estaba dispuesta a disfrutarlo al máximo.
Fue duro al principio, porque tuvo que trabajar mucho y dedicarle muchas horas, apenas descansaba pero no le importaba porque estaba tan ilusionada y feliz.
Había conocido gente nueva y había hecho nuevos amigos, aunque Sofía seguía siendo su mejor amiga sin duda, era su gran apoyo.
Había conocido gente nueva y había hecho nuevos amigos, aunque Sofía seguía siendo su mejor amiga sin duda, era su gran apoyo.
De pronto sonó el timbre de su casa, que interrumpió sus pensamientos mientras estaba sentada en el jardín viendo su vida pasar.
Abrió la puerta, era Sofía la abrazó de inmediato con los ojos inundados de lágrimas:
—¿Cómo estás Rosalía? —le preguntó.
—Pues imagínate, todo lo bien que se puede estar después de que te digan que tienes leucemia —contestó la joven.
Sofía volvió a abrazarla pero esta vez con más fuerza, se aferraba a ella con la esperanza de que la vida no pudiera arrebatársela nunca.
Aún no era su momento, Rosalía era muy joven, acababa de empezar a vivir su sueño y estaba en el mejor momento de su vida.
"¿Por qué? ¿Por qué la vida es tan injusta?" pensó Sofía mientras la abrazaba.
Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.
Duro relato de lo injusta que puede ser la vida y de lo difícil que te lo puede llegar a poner.Corto pero con mucho jugo.Te ánimo a que sigas así.un saludo.
ResponderEliminar¡Hola AbelTM! Muchas gracias por tu comentario y opinión. Es cierto que a veces la vida es así de dura y dificil y en esos momentos sólo queda resignarse y seguir luchando para seguir adelante... me alegra saber que te ha gustado😊 ¡un abrazo!
ResponderEliminarUfff , que dura la historia pero.qye conmovedora a la vez.es cierto.la vida es injusta en.muchas ocasiones , no se que hemos de aprender. Pero.hay que luchar y luchar ...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Marideerre, es una lucha constante. ¡Muchísimas gracias por tu aportación y tu comentario! ¡Me encanta leeros! un abrazo.
EliminarTan real como la vida misma,a veces cuando todo empieza a fluir, te da un palo. Dura pero bonita, con más ganas de seguir con la historia. Lo único que me descolocó un poco fue el salto donde pone lo de su gran apoyo a la noticia, lo he tenido que leerndos veces para darme cuenta que no me he saltado nada jajaja.
ResponderEliminar¡Hola! Cierto a primera vista es un salto sin sentido, parece que haya un hueco y falte algo. Pero lo hice así para captar la atención del lector.
EliminarSi volvemos al inicio de la historia ya doy una pequeña pista de ese hueco en blanco del que me hablas:
"Rosalía estaba sentada en su jardín, atónita, viendo la vida pasar.
A su temprana edad, acababa de recibir una noticia muy desagradable."
La historia ya empieza con que Rosalía ha recibido una noticia desagradable (posteriormente descubriremos que se trata de la Leucemia). Al centrarnos, en la explicación de todos los acontecimientos de su vida, perdemos el hilo de esa noticia desagradable que ha recibido Rosalía en el inicio de la historia, por eso entiendo que pueda aparecer el hueco que me comentas. Pero en realidad, como bien dices después de leerlo varias veces se percibe que no existe hueco alguno, es un pequeño "deja vu" que he querido crear.
La historia empieza con Rosalía en el jardín viendo su vida pasar y al final del relato, vuelvo a recrear esa escena para recordar que allí sigue... y todo el relato forma parte de esa reflexión de vida que está haciendo ella en el jardín.
¡Muchísimas gracias por tu opinión y comentario! ¡Me gusta ver como percibís e interpretáis mis relatos! un abrazo.
Wow me ha conmovido esta historia. Madre mía el reflejo de la realidad, como esta vida a veces parece ser injusta haciendo sufrir a personas como Rosalía, que muestran tener un grandísimo corazón, una grandísima actitud.
ResponderEliminar¡Cierto! la vida a menudo es injusta... pero siempre nos quedará la esperanza de que las cosas mejoren, ¿verdad? ;-) ¡muchísimas gracias por tu comentario! un abrazo.
EliminarUf muy duro este, la vida es tan injusta a veces!!
ResponderEliminar¡Sí este relato es más duro! En realidad es el primer relato de drama que he escrito en mi vida, quería ponerme a prueba a mi misma. ¡No ha sido fácil pero estoy contenta con el resultado! ¡muchas gracias una vez más por leerme Pilar! un abrazo.
EliminarDurísimo relato pero mágnifico el nivel de detalle que muestra su autora :)
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Eli!😊
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