jueves, 17 de marzo de 2022

NATHAN (2ª parte)

Lo que jamás había imaginado, es lo que sucedió el último día que se vieron.

Aquella tarde, Nathan y Jorge habían quedado para dar un paseo y tomar unos helados. 

Mientras paseaban, pasaron por delante de diferentes tiendas y escaparates. Fue entonces, cuando Jorge descubrió que Nathan adoraba ir de compras. Pues, entraron a cinco tiendas diferentes: moda, utensilios para la cocina, decoración para el hogar, accesorios y bisutería... Y, ¡en todas ellas quería comprar algo! De echo... ¡lo acabó haciendo!

Y, cuando iban cargados de bolsas, Nathan se detuvo delante de una fachada pintada de color rojo y una gran silueta negra con forma de bola de bowling.

—¡No me digas que es una bolera! —exclamó Nathan eufórico.

—Sí.

—¡Quiero jugar! — Juntó sus manos a modo de ruego —. ¿Vamos?

Jorge, asintió con la cabeza y sonrió. Y en ese momento, descubrió que le encantaba el carácter alegre y espontáneo de Nathan. Pues, desprendía frescura y un toque de carisma precioso.


Imagen de Google

Ya dentro de la bolera, empezaron la partida muy entusiasmados. Jorge iba ganando en todo momento hasta que, un golpe de suerte hizo que finalmente ganara Nathan.  Éste, decidió celebrarlo de una forma muy original. Por un instante, como buen bohemio que era, imaginó en su mente que sonaba la canción "Time of my life" de su película preferida Dirty Dancing y sin pensárselo dos veces, corrió hacia Jorge y se tiró a sus brazos, abrazándolo con fuerzas mientras lo besaba.

A Jorge, aquello le pilló por sorpresa y se puso tenso. Al darse cuenta Nathan se retiró al instante, bajó la mirada tímido y se disculpó:

—Pardon. Me he dejado llevar por la emoción.

En ese momento, Jorge le cogió de la barbilla con suavidad alzando su cara de nuevo y besándolo con ternura.

—¡Me encantas! —le susurró Jorge.

—Je t'aime —contestó Nathan con una amplia sonrisa.

Y permanecieron abrazados olvidándose del mundo que los rodeaba. 

Después, regresaron al Hotel donde estaba alojado Nathan. Ya era de noche y sus amigos lo esperaban junto al taxi que los llevaría al aeropuerto. ¡Había llegado el momento de volver a Londres!

—No puedo irme. ¡Quiero estar contigo! —decía Nathan entre lágrimas.

—No sufras, estaré bien —le consolaba Jorge mientras le acariciaba el pelo y apoyaba su frente junto a la de Nathan —. ¡Nos veremos pronto!

Nathan, no podía dejar de llorar. Se fue alejando poco a poco susurrando "je t'aime" tantas veces como su corazón así lo sentía y lanzándole besos en el aire.
Jorge, sonreía intentando contener las lágrimas que querían brotar de sus ojos.


Imagen de Google

Finalmente, Nathan subió al taxi junto a sus amigos y se marchó.

Cuando el coche desapareció, Jorge se sentó en el bordillo de la acera y entonces liberó todas esas lágrimas que había estado conteniendo.
Estuvo algo más de treinta minutos allí sentado, hasta que se serenó y decidió volver a casa.

Los siguientes días, no fueron fáciles para ninguno de los dos, debían seguir con sus vidas cubriendo su tristeza con una coraza para no preocupar a sus amigos y familiares. 

Con el paso del tiempo, aprendieron a sobrellevar esa distancia y esa soledad, que les producía el echo de no tener cerca a la persona que amaban. ¿Cómo? Compartiendo llamadas y videollamadas todos los días.
Solo así, conseguían sentirse cerca y el amor que había entre ellos iba creciendo cada vez más. 

Habían acordado verse de nuevo en Navidad. Esta vez, sería Jorge quien viajaría a Londres.

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.

2 comentarios:

  1. Me está encantando la espontaneidad de Nathan y lo receptivo que acaba estando siempre Jorge 🤩 con ganas de leer mássss jeje. Qué buena mano e imaginación tienes!!!

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    1. Sííí Jorge es un santo está taaan enamorado de Nathan que lo acepta tal cual, con sus defectos y virtudes😉 ¡Gracias de nuevo por leerme!

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