lunes, 27 de septiembre de 2021

¡CELEBRANDO LOS 1000 SEGUIDORES DE INSTAGRAM!

Hoy, en Las_letras_de_Yolanda estamos de celebración. ¡Hemos conseguido llegar a los 1000 SEGUIDORES

Y ello ha sido posible, GRACIAS a todos vosotros/as que leéis mis relatos, reflexiones y frases motivadoras. GRACIAS también a que compartís mis publicaciones con vuestras amistades y conocidos. ¡Me siento muy afortunada!

Y para celebrarlo, hoy escribiré sobre algo muy importante para mí. Una vivencia personal que ha marcado mi vida.

Algo que he vivido recientemente y me ha marcado para bien, dejándome una huella muy especial.

Siéntate, acomódate y léeme una vez más...

Nunca llegamos a conocernos al cien por cien y cuando creemos haberlo conseguido, algo sucede para demostrarnos que estábamos equivocados.

Y eso, fue lo que me sucedió a mi hace exactamente cuatro años, cuando conocí a RUMBA.

Pero empecemos por el principio...

De pequeña, me encantaban los animales, especialmente los gatos y los perros. Pero un día,  cuando yo tenía ocho o diez años pasó algo.

Mis tíos tenían un perro muy grande, un San Bernardo si no recuerdo mal, éste mordió a mi prima haciéndole una herida en el brazo que sangraba muchísimo, sus padres corriendo la llevaron al hospital mientras el resto de la familia esperábamos en casa preocupados. ¡Aún recuerdo todo el rastro de gotas de sangre que fue dejando mi prima mientras salía de casa para ir al hospital! Por suerte, todo se solucionó y quedó en un susto.

Pero, sin darme cuenta, aquella experiencia me marcó muchísimo, haciendo que cogiera miedo a todos los perros. Tanto, ¡que un simple ladrido me hacía pegar un brinco y se me aceleraba el corazón del sobresalto! ¡No era capaz ni de acariciarlos! Lo pasaba realmente mal. 

Pero entonces llegó ella a mi vida. ¡un ángel llamada RUMBA!


RUMBA (Imagen de Yolanda MD)

RUMBA, era una galga abuelita de ocho años que, después de toda una vida de maltrato, buscaba una nueva familia y una nueva vida. Así que, decidí adoptarla. Yo le daría una nueva vida y ella a cambio me ayudaría a superar mi trauma y mis miedos con los perros.

¡Y así fue! Era una perrita tranquila y muy buena que me conquistó enseguida y me permitió confiar en ella, pudiendo dejar a un lado mis temores. No sé cómo, pero con el tiempo descubrí que los perros de la calle ya no me hacían sentir miedo ni tensión. Poco a poco, conseguí llevarlo con naturalidad. ¡Y eso se lo debo a ella!

Al principio, RUMBA se mostró miedosa y no aceptaba las muestras de cariño. Acostumbrada a una vida de maltrato, ¡ella desconfiaba de TODO! ¡Hasta de un beso o una caricia! Agachaba la cabeza, sumisa, como si se tratara de algo malo. Pobrecita, me dolía verla así.

Decidí respetarla y dejarle su espacio. Hasta que con el tiempo, empezó a confiar en mi y todo fue cambiando.

A los dos años y medio de tenerla, ya aceptaba las muestras de cariño y se sentía mucho más cómoda y relajada. ¡Su mirada había cambiado por completo! ¡Había recuperado ese brillito que nos da la felicidad! Porque así era... ¡RUMBA estaba feliz!

Ahora, tenía un hogar de verdad. Un sofá calentito donde dormir, un plato lleno de comida y otro de agua. ¡Y podía dormir tantas horas como deseara! Por fin estaba tranquila y sabía que aquí, nadie la iba a obligar a salir a correr y cazar, o a criar cachorros que luego se venderían para hacer negocio. 

Ahora, las cosas eran muy diferentes, ella era un miembro más de la familia y merecía el mismo respeto y amor que todos.

Lo que yo no me esperaba, era que a punto de cumplir los doce años de edad, en un control veterinario a RUMBA se le diagnosticara un osteosarcoma en una de sus patitas y pólipos en la nariz. ¡El mundo se me cayó encima! ¡Y las lagrimas se apoderaron de mis ojos!

Decidí cuidarla hasta el último momento dándole calidad de vida porque así se lo merecía. Ella, ¡se lo merecía TODO!

Y un mes después del diagnostico, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida, ¡dormirla para siempre!

No podéis imaginar lo difícil que es y aún ahora, un mes después, me emociono al compartirlo con vosotros. Pero... ¿sabéis qué?

Desde que tomé la decisión, no sé cómo RUMBA lo supo y con su mirada y sus gestos en nuestros últimos días juntas, me lo agradeció.

Jamás, olvidaré todo lo vivido juntas, pero esos últimas días aún menos, porque estuvo más cariñosa y cercana que nunca. Pendiente de todos los que formábamos parte de su vida, brindándonos a cada uno un gesto especial, como si estuviera despidiéndose. ¡Nos dio una lección de vida maravillosa!

Y cuando llegó el momento, lo hizo tendida sobre una manta muy agradable y rodeada de todas las personas que la queríamos. Se fue en paz y con mucha calma, pero lo más importante es que se fue feliz y sintiéndose querida. ¡Se fue como merecía!

Y esta experiencia, de principio a fin, ha sido una de las más intensas de mi vida y... ¡no imagináis lo que me ha marcado! Para bien, por supuesto. Porque a pesar del dolor y el sufrimiento que siento al perderla, siento también satisfacción por haberle dado la vida que merecía y ella a cambio haberme enseñado tantísimo en estos cuatro años que hemos compartido.

Ella es y será siempre mi fiel compañera.

Estés donde estés, ¡te quiero RUMBA!


Imagen de Yolanda MD

Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.


6 comentarios:

  1. Fui un tesoro para tod@s y en su.marcha una gran lección la que nos dio

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    1. ¡Hola Marideerre! Además de verdad. ¡Muchísimas gracias por todo lo que le aportaste! Un besazo.

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  2. Buffff! He escuchado el vídeo de Youtube, pero leer este escrito me ha hecho llorar recordando lo que yo viví con mi gordito peludo hace un par de años.
    Gracias por compartir esta vivencia con nosotros, para mí no hay nada más personal que algo así. Si antes te admiraba por tus escritos, ahora también lo hago por ese gran corazón que sabemos que tienes. Enhorabuena!!!

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    1. ¡Hola Eli! Una vez más gracias por leerme, ¡eres increíble! Por cierto, siento mucho lo de tu gordito, está reciente también :-( ¡se hacen querer tanto! ¿verdad? Ahora la que me vas a emocionar eres tú a mi con tu mensaje, ¡gracias por tus palabras de verdad! no imaginas lo importante que son para mí y como me motivan a seguir escribiendo y expresando, a seguir con mi sueño... ¡eres una gran persona sin duda! Un abrazo enorme para ti.

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  3. Madre mía, me ha emocionado esta publicación, que sensibilidad a la hora de describir tu experiencia con RUMBA. Preciosa RUMBA, preciosa la lección de vida que dio con su actitud de principio a fin. Esa evolución que hizo, de tener miedo hasta a los besos y caricias, a dejarse querer. Aprendió mucho con vosotros, conoció lo que nunca había conocido, el amor, la paz, el calor de un hogar. Afortunados fuimos los que pudimos conocerla, tratarla y quererla. Gracias por la bonita huella que nos dejasteis con ella. Un abrazo grande!!! Y enhorabuena por seguir creciendo y contar cada vez más con más seguidores!!

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  4. Por cierto, preciosa la foto, que elegancia!! Una estrella más que brilla en el cielo 🌟

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