Desde que a
Rosalía le diagnosticaron leucemia algo había cambiado en ella.
Al principio
había sido muy duro, no acababa de aceptar su enfermedad y estuvo deprimida
durante unos meses. Rosalía dejo de: bailar, salir a la calle, relacionarse con
la gente, incluso no veía a Sofía, ¡no podía, estaba hundida en lo más profundo
de un pozo muy oscuro!
Pero una
mañana se levantó y decidió que tenía que seguir adelante.
Fue el sueño que tuvo aquella noche lo que le hizo abrir los ojos de golpe y
darse cuenta de que era muy joven para rendirse y estar metida en aquel oscuro
pozo que no la llevaría a ningún lugar.
Era un sueño
muy curioso, aparecía ella sentada en el escenario del Teatro EDP Gran Vía de
Madrid acababa de hacer su primera actuación en el Musical de Ghost.
Aparecía Sofía y sus compañeros que la felicitaban por la gran actuación que
había hecho. Luego se quedó sola, a oscuras y con el rostro húmedo y lleno de
lágrimas que salían de sus ojos sin poder retenerlas. Rosalía se sentía muy
triste después de su primera actuación, porque aunque ésta hubiera sido un
éxito, ella seguía teniendo leucemia.
De pronto una voz en la oscuridad le dijo:
—¡No te
rindas mi niña!
Entonces
Rosalía levantó la mirada y en la oscuridad vio una silueta humana, le resultaba
familiar.
Rosalía se secó los ojos, las lágrimas nublaban su vista y no podía ver bien, ¿quién era?
De pronto se encendieron todas las luces del Teatro, ¡era Adelina!
—¿Ves con
qué fuerza se encienden las luces de este Teatro? ¿Ves cómo brillan? Pues tú
debes hacer lo mismo mi niña, tienes leucemia cierto pero también tienes una
fuerza muy especial dentro de ti. ¿No te das cuenta cómo has ido superando
todos los obstáculos que han ido apareciendo en tu vida desde que naciste? Éste
es solo un obstáculo más y… ¡tú puedes superarlo! —Dijo Adelina.
Aquel sueño
sin duda la había hecho cambiar y aquella mañana cuando se levantó decidida a
luchar de nuevo por su vida y por sus sueños, dijo:
—¡Lo haré
por ti Adelina!
Y a partir
de aquel momento, salió de aquel pozo oscuro para volver a ver la luz. Rosalía
volvió a su trabajo, volvió a relacionarse con las personas, a disfrutar de un
paseo por la playa, de un café en una terraza… no fue fácil, pero... ¡lo
consiguió!
—Empezaremos
con un tratamiento más suave, se trata de una quimioterapia oral mediante estas
pastillas que te voy a recetar —decía el Doctor.
—Vale
—contestó Rosalía esperanzada con que aquellas pastillas le ayudasen a superar
su enfermedad.
Sofía estaba
sentada a su lado, siempre la acompañaba a todas las visitas.
—Cualquier
síntoma que sientas y cualquier duda que te surja, no dudes en llamarme, éste
es mi número —dijo el Doctor dándole la receta del tratamiento y un papel donde
había anotado su número de teléfono. Lo hacía con todos sus pacientes porque
para él era muy importante asegurarse que sus pacientes no se sintieran solos
en un proceso tan duro como éste.
Cuando
salieron de la consulta:
—¿Cómo estás
Rosalía? —le preguntó Sofía.
—Bien. Ahora
es cuando empieza la verdadera aventura en la montaña rusa, soy consciente de
que voy a tener momentos de todo: unas veces estaré en lo más alto y me comeré
el mundo y otras sin embargo… bueno, ya sabes —Contestó Rosalía.
—Pero yo voy
a estar contigo siempre. ¿Lo sabes verdad? —le dijo Sofía cogiéndola de la
mano.
—¡Sí! Eres como
una madre para mí Sofía, muchísimas gracias —dijo Rosalía y la abrazó.
En el
trabajo, Rosalía seguía disfrutando de esas danzas y espectáculos, ni la
enfermedad ni la quimioterapia oral habían frenado su fuerte ritmo de trabajo.
Ahora estaban preparando un nuevo Musical que se titulaba “LUZ” y que hacia
homenaje a esa esperanza viva que la mayoría de personas mantienen dentro de sí
cuando desean algo con todas sus fuerzas.
Ella más que
nadie en aquellos momentos llevaba esa luz dentro de sí, una luz que la hacía
estar viva y fuerte ante todo lo que le estaba tocando vivir.
Estaba feliz porque la quimioterapia apenas le había hecho tener nauseas ni
vómitos y se sentía mejor como si ese bicho que tenía dentro, llamado leucemia,
hubiera desaparecido.
—¿Cómo te
encuentras Rosalía? —le preguntó aquel día el Doctor.
—La verdad
Doctor me siento muy bien. Las pastillas de la quimioterapia me han sentado
mejor de lo que esperaba y siento como si este bicho que tengo dentro hubiera
desaparecido —contestó ella.
—Me alegra
mucho saber que te encuentras muy bien, eso es muy bueno. Ya sabes que necesito
que mantengas esa actitud positiva para poder afrontar todo lo que pueda venir
—le dijo el Doctor.
—Imagino que
ya tienes mis resultados —dijo Rosalía intrigada por saber cómo habían salido.
—Sí y no son
todo lo buenos que me esperaba. La quimioterapia ha frenado el proceso de la
leucemia y ésta parece haberse “dormido”. Pero con este tratamiento
pretendíamos reducirlo… me temo que deberemos pasar a la quimioterapia
intravenosa —dijo el Doctor.
Rosalía miró
a Sofía y ambas se mantuvieron en silencio.
—Esta
quimioterapia será más fuerte y probablemente tendrás más reacciones tras las
sesiones pero sé que estás preparada para recibirla por la fortaleza mental y
tu actitud positiva. ¡Eres joven y debemos ir a por todas! —dijo el Doctor
animándola a seguir adelante y no rendirse.
Ella no
pronunció palabra alguna y con lágrimas en los ojos asintió con la cabeza.
Aquella
noche, después de un duro día de trabajo y de recibir noticias no muy
agradables sobre los resultados de su leucemia, Rosalía se miraba al espejo
desnuda después de haberse duchado y observó una vez más, con expresión triste
en su mirada, aquel catéter que llevaba puesto en el tórax y a través del cual
recibía la quimioterapia en sus sesiones en el Hospital.
Rosalía no
había encajado bien el tema de tener que recibir una segunda quimioterapia
intravenosa, pero resignada asistía a todas sus sesiones de quimio y soportaba
aquellos vómitos y nauseas de los días posteriores al tratamiento. ¡Era
horrible! Pero no podía rendirse, todos confiaban en ella, su fortaleza mental
y su actitud positiva… todos: Sofía, sus compañeros de trabajo, su Doctor…
pero, ¿y ella? ¿Ella confiaba en si misma?
Escrito por: Yolanda Martínez Duarte
Ehhhh!!! Seguirá?
ResponderEliminar¡Hola Pilar! Sí, habrá un nuevo capítulo más adelante. Un abrazo.
EliminarNos dejas con la intriga 😅
ResponderEliminar¡Hola Marideerre! Siii, en unos días publicaré el siguiente capítulo. Me alegro que os quedéis con la intriga, es señal de que os está gustando LA VIDA DE ROSALÍA. ¡Me alegro mucho! Yo la verdad, le estoy cogiendo muchísimo cariño a la protagonista y su historia. ¡Un abrazo!
EliminarMadre mía, qué emocionante es la historia de Rosalía. Una chica fuerte, luchadora, quien a veces también se viene abajo porque ante todo es humana, una persona con sentimientos. Agotada por momentos de tanto luchar, esperanzada en otros momentos por vivir. Me pone la piel de gallina el como describes su realidad. Esperando leer más sobre su historia!!
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