Hoy he visto una peonza y me ha hecho retroceder en el
tiempo y recordar mi infancia.
Una infancia feliz, llena de: momentos familiares, juegos en
la calle con mis vecinos, amigos, hermanos y primos, aquellas meriendas viendo
la televisión tranquilamente sin estrés, aquellos días en la playa con todo el
campamento a cuestas… sí, sí yo soy de aquella generación que pasábamos el día
entero en la playa e íbamos cargados con: la mesa de playa, la nevera repleta
de refrescos y comida, la sombrilla, las toallas, la colchoneta, los juguetes
de playa… ¡vamos que no faltaba nada!
Yo soy de aquella generación que nos subíamos a los árboles,
a las montañas, jugábamos en parques hechos de hierro que reconozco, no eran
nada seguros pero teníamos la suerte de que nunca nos pasaba nada y ¿si nos
caíamos? ¡Pues nos levantábamos y seguíamos divirtiéndonos! Aún recuerdo como
llevaba siempre las rodillas, ¡raspadas!
¿Y aquellos paseos de verano? Heladito y a pasear con la familia,
¡qué felicidad!
No necesitábamos grandes lujos, ¡con poco ya éramos felices!
Son tantos los recuerdos que tengo de mi infancia… no me importaría
retroceder en el tiempo y volver a aquella época. Una época donde todo era más
natural: la crianza de los hijos, el colegio, la sociedad y ¡la vida en sí!
¡Han cambiado tanto las cosas!
La sociedad actual se ha vuelto egoísta, individualista,
materialista… se ha perdido la naturalidad de las personas, de las cosas, de la
vida. Ahora todo es “postureo” como suelo decir yo, la gente vive fingiendo una
vida que, en muchos casos, no le pertenece y una Felicidad que, en muchos
casos, es falsa. Porque yo pienso una cosa, cuando uno es Feliz de verdad se
nota y no tiene necesidad de compartirlo constantemente con el mundo a través
de todo aquello que compra o adquiere… uno no es Feliz por comprarse un
cochazo, un caserón, un perfume caro o un viaje. Uno es Feliz porque vive la
vida, la disfruta y la comparte con personas maravillosas. Uno es Feliz al
valorar los pequeños detalles y momentos de la vida, que normalmente se tratan
de cosas no materiales: un paseo por la naturaleza y observar aquella mariposa
que vuela, un chapoteo en el río, un ratito de lectura en el jardín, un paseo
con tu mascota…son cosas que no tienen precio y nos llenan el alma de
satisfacción y felicidad.
Estoy hablando también de: sensaciones, sentimientos y
emociones. ¡Pero claro! Todo esto no está de moda y así nos van las cosas,
viviendo en una sociedad cada vez más insensible y crítica. ¿Así cómo
pretendemos que sean los adultos del mañana? Si no creamos una buena base y no criamos
a nuestros hijos en una educación basada en: valores, respeto por sí mismo y
por los demás, amor, es necesario que el ser humano conozca el amor para que luego
sea capaz de amar… ¡es algo indispensable!
Es dificilísimo educar, eso lo sabemos todos, pero también
lo fue para nuestros padres y abuelos que tenían menos información y recursos
que nosotros y sin embargo, ¡mira lo bien qué lo hicieron! Me atrevería a
decir, que lo hicieron incluso mejor de lo que se pueda estar haciendo
actualmente.
Al menos ellos fueron capaces de crear una generación
trabajadora, respetuosa, educada, humilde, noble… ¡ojalá todo esto volviera a
ponerse de moda en los tiempos actuales!
Estoy segura de que todo iría muchísimo mejor…
Escrito por: Yolanda Martínez Duarte.
Que Grande eres!! Dices verdades como puños. Estoy muy de acuerdo con muchas cosas de las que mencionas, sobre todo cuando te refieres a la sencillez y simpleza de la vida, la sinceridad,la naturalidad de las pequeñas cosas, de las cosas cotidianas pero hermosas que hoy día no parece importar demasiado. Sigue deleitándonos con tus relatos preciosa!! 🥰💜😘
ResponderEliminar¡Hola de nuevo Rosa! Muchísimas gracias una vez más por leerme y ser fiel a mis publicaciones. No imaginas, ¡la ilusión que me hace que me dejes tus comentarios! Me alegra saber que te ha gustado mi reflexión. ¡Muchos besos!
ResponderEliminarWow tu publicación me ha dejado sin palabra, bien es cierto que en los.tiempos de antes necesitábamos bien poco para ser felices y hoy en día parece que todo cuanto se adquiere no es suficiente. Hoy por hoy se exige más y más, sin valorar lo adquirido como se debería, qué triste!! Mucha evolución tecnológica y muchísimo atraso en lo que es realmente importante, la calidad humana, esos valores y principios que se han perdido y se está perdiendo. Y me reitero, qué triste!!
ResponderEliminar¡Nunca mejor dicho!👏👏👏 estoy totalmente de acuerdo contigo, sí señora😊
Eliminar